El general Orgaz fue el organizador de las academias de alféreces provisionales, aunque al parecer la idea habría surgido del general Emilio Mola.
Aquellos que
aspirasen a ser alféreces provisionales debían tener entre 20 y 30 años, y
poseer el título de bachillerato. La media de edad fue de 21 años y en un 50%
eran estudiantes universitarios. Además de la preparación militar, también
recibían una formación política, religiosa y moral.
También se habilitó a los miembros del cuerpo de suboficiales para que ingresaran en las academias de alféreces provisionales. También ingresarían muchos combatientes de las milicias falangistas y carlistas.
Se crearon
diversas academias por toda la zona nacional, y a lo largo de la contienda salieron
alrededor de 30.000 alféreces provisionales. De ellos 22.000 fueron de
Infantería combatiente, lo que supone aproximadamente los dos tercios de la
oficialidad de campaña, casi el completo de los mandos de sección, la mayor
parte de los de compañía y algunos de batallón, o unidades similares en otras
armas, aunque en menor escala.
Cerca
de 3.000 morirían en combate. El primero, el alférez Escalera, cayó en el
frente de Aragón el 5 de Octubre de 1.936, y el último, Alfonso de Churruca,
cayó en la cabeza de puente de Toledo el 27 de Marzo de 1.939, víspera de la
entrada en Madrid.
Tras el final de la guerra muchos de los alféreces provisionales abandonaron las armas y regresaron a la vida civil; otros continuaron la carrera militar, que en número de unos 8.000 alféreces tras la contienda se convirtieron en tenientes provisionales y otros 500 alféreces que se convirtieron en capitanes. En 1958 se constituyó en Madrid la Hermandad de Alféreces Provisionales.
Están registrados los hechos de 15 caballeros laureados y 363 medallas militares, lo cual es un porcentaje muy alto, ya que en total durante la guerra se concedieron un total de 71 laureadas y 1.214 medallas militares.
Hubo alféreces provisionales en todos los cuerpos y armas, y además en aviación y en la Armada. Su uniformidad era la del cuerpo al que pertenecía y el símbolo identificativo que empleaban y les caracterizaba era un «parche» negro sobre el que iba una estrella dorada de seis puntas.
Figura:
La figura
es de la marca El Infante en 54mm.
Lleva
como prenda de cabeza el gorrillo cuartelero muy característico en el Ejército Nacional.
También
lleva una cazadora de cuero, que fue una prenda que tuvo mucha aceptación entre
la oficialidad.
El uso
de polainas estuvo también muy extendido.