domingo, 10 de marzo de 2024

Voluntario Falangista. Guerra Civil.1936


Falange Española (FE) fue un partido político español fundado el 29 de octubre de 1933 por Alfonso García Valdecasas, Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera. En las elecciones generales de noviembre de ese año consiguió un único escaño.

El 15 de febrero de 1934, Falange Española (FE) se fusionó con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), fundadas por Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, entre otros. El nuevo partido se denominó Falange Española de las JONS (FE de las JONS).

Muy pronto empezaron los actos de violencia por parte de militantes de izquierda contra los militantes y simpatizantes de Falange. El 2 de noviembre de 1933 es apuñalado y muerto en Daimiel un joven funcionario afiliado a las JONS. El propio fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera, fue tiroteado en la Calle de la Princesa el día 10 de abril de 1934, saliendo ileso por muy poco. Será a partir de junio de 1934, como respuesta al asesinato de Juan Cuellar, militante falangista, a manos de miembros de los batallones “Chiviris” de las milicias socialistas, cuando los falangistas empiezan a contestar a estas agresiones de forma violenta y esa misma noche tirotean a los que habían participado en la muerte de su camarada.

Desde febrero de 1934 se habían organizaron las milicias para los enfrentamientos callejeros, debido a las constantes agresiones que sufrían sus afiliados cuando repartían el periódico del partido. Para la organización de las milicias se eligió un sistema triangular, inspirado a partes iguales en la estructura del Tercio y en la de los “fasci di combattimento” italianos: dos escuadristas con un jefe formaban un elemento, tres elementos con un jefe y un subjefe formaban una escuadra, tres escuadras (33 hombres) formaban una falange, tres falanges una centuria, tres centurias un tercio, tres tercios una bandera y tres banderas una legión. Hasta el inicio de la guerra civil solo se habían formado centurias, ni tercios, ni banderas.

Para las elecciones de 16 de febrero de 1936, las fuerzas políticas de derechas se agruparon en el Frente Nacional propuesto por Gil-Robles, miembro de la CEDA, en cuya organización no se quiso integrar Falange. Las elecciones fueron ganadas por el Frente Popular, y Falange, que se presentaba en solitario en un número limitado de circunscripciones, no consiguió ninguna acta de diputado.  A partir del triunfo electoral del Frente Popular, Falange, que hasta entonces era una formación muy minoritaria, recibe un gran número de militantes de la juventud de la CEDA, descontenta con la que consideraban posición moderada de su partido. La situación de agitación en las principales ciudades aumentó y los enfrentamientos armados entre militantes de los partidos de la izquierda y los falangistas alcanzaron extrema gravedad.

A partir de mayo de 1936, José Antonio Primo de Rivera, desde la cárcel de Alicante donde se encontraba preso, mantiene contactos con Mola, organizador del pronunciamiento, adhiriendo finalmente a la Falange a la conspiración que se estaba organizando.

Tras el levantamiento, en la zona controlada por los sublevados la Falange se beneficia de una avalancha de nuevos militantes, procedentes de los partidos de derechas.

Al iniciarse la guerra se calcula que los voluntarios iniciales de Falange, que se sumaron al alzamiento, serían entre 8.000 y 10.000 y la poco de iniciarse la guerra la cifra subiría en otros 26.000 hombres. En aquel momento, en casi todas las zonas en las que triunfó el alzamiento, los voluntarios de milicias supusieron un tercio de la fuerza lo que supuso una aportación fundamental.

En octubre de 1936 uno de cada cuatro hombres del Ejército nacional procedía de las milicias políticas. Según un estadillo interno del Cuartel General del 12 de octubre, los efectivos totales son 188.581 hombres, de los que 46.794 eran voluntarios. De estos, 25.307 eran falangistas, 12.213 requetés y 9.274 de otra procedencia, sin incluir personal de segunda línea ni en período de instrucción. (Archivo de la Guerra de Liberación del Archivo Histórico Militar, legajo 91, carpeta 3).

En el bando nacional las operaciones militares son llevadas a cabo desde el inicio por formaciones militares perfectamente encuadradas, en la mayoría de los casos con sus mandos naturales, que estaban reforzadas por voluntarios. Las milicias se organizaron en unidades integradas desde un principio en las columnas militares, mientras que en la zona republicana las milicias fueron organizadas por los partidos políticos o sindicatos y actuaron de manera independiente siguiendo las consignas de estos.

En un primer momento las unidades de falangistas actuaron como apoyo y refuerzo a las operaciones, cumpliendo fundamentalmente labores defensivas. Aunque en determinadas zonas, como en la sierra de Guadarrama, principalmente en el Alto del León y puerto de Somosierra, fueron parte importante de las unidades combatientes. A partir de agosto y octubre de 1936 se encuadran e instruyen y empiezan a actuar como unidades tipo compañía. Finalmente se formarán unidades tipo batallón o bandera, la primera de las cuales fue la 1ª Bandera de Castilla creada 4 de noviembre.

Por decreto 112, del BOE nº64 de 22 de diciembre de 1936, las milicias son integradas en el Ejército Nacional, regulando que estarán mandadas y encuadradas por jefes y Oficiales del Ejército, y oficialidad de complemento, o formada en las escuelas militares de él dependientes.

En la zona nacional se mantiene la identidad de las unidades tanto de falangistas, como de requetés, incluyendo prendas distintivas de su propia uniformidad, lo cual constituyó un gran reclamo para el alistamiento de jóvenes.

Aquellos primeros voluntarios combatieron en todos los frentes y portaban la camisa azul, que era el distintivo de los falangistas, además de ropa civil y correaje militar, hasta que poco a poco fueron uniformados. La camisa azul se mantuvo hasta el año 1937 en que fue cambiada, porque resultaba muy visible, por una caqui con las solapas azules y en ocasiones también las tapas de los bolsillos. Lo que si se mantuvo fue el gorrillo isabelino azul y las insignias falangistas, que compartían uniforme con las divisas militares.


Figura:

Corresponde a la referencia TGC-09 del Viejo Dragón. Muestra el aspecto inicial de los primeros voluntarios con camisa azul, pantalón civil, gorrillo isabelino azul o negro y correaje militar.

Las ruinas son de la marca Alambra Models.

 

domingo, 15 de enero de 2023

Abanderado del Regimiento de Infantería Zamora nº 29. Guerra Civil 1936.

 

Este unidad fue creada en 1580 y fue conocida inicialmente como Tercio de Boadilla. Más tarde sería conocida sucesivamente como Tercio de las Azores, Departamental de Holanda y Tercio de Valois.

El 20 de abril de 1715, con las reformas de Felipe V, toma la denominación de Regimiento de Zamora, que será el nombre que ostente la mayor parte de su historia

Por Orden de 13 de junio de 1931 (D. O. número 130), se fusiona con el Rgto. Isabel la Católica n.° 54, formando el "Regimiento de Infantería nº 8", quedando en guarnición en Lugo. 

En 1935 toma el nombre de "Regimiento Zamora n° 8", y en 1936 cambia el número por el 29, quedando de guarnición en La Coruña.

En julio de 1936 se suma al alzamiento e interviene a lo largo de la guerra en las operaciones en Asturias, Alto del León, Oviedo,  Vizcaya, Brunete, Teruel, Ebro y Cataluña.

Tras el advenimiento de la II República, Por Decreto de 27 de abril de 1931 se adopta un nuevo modelo de banderas y estandartes de los cuerpos militares que estarán formados por tres bandas horizontales de igual ancho, siendo la superior roja, amarilla la central y morada oscura la inferior. En su centro llevará el escudo de España que figuraba en las monedas de cinco pesetas acuñadas por el gobierno provisional en 1869 y 1870. 

En un decreto posterior, de 7 de mayo, se matizan las dimensiones de las banderas y estandartes, que serán de 1 m. de lado para las de unidades a pie y de 55 cm. los de unidades montadas. También se indica que estarán ribeteadas con flecos dorados y que rodeando el escudo se pondrá una inscripción bordada en letras negras sobre la franja roja indicando la unidad, regimiento o batallón y el arma o cuerpo, y en la franja morada con letras blancas el número de unidad y nombre si tuviera. 

Por decreto nº 77 de la junta de Defensa Nacional de 28 de agosto de 1936 se reestablece la bandera bicolor como pabellón de España en la zona sublevada. Las unidades que conservaban sus banderas republicanas optaron en su gran mayoría por cambiar el paño inferior morado por uno rojo, como es el caso del Rgto. Zamora.

La bandera es de 1 m. de lado, y está ribeteada con flecos dorados, estando formada por tres bandas horizontales roja, amarilla y roja de las mismas dimensiones, llevando en el centro de la banda amarilla el escudo aprobado por la república y estando este rodeando por una inscripción bordada en letras negras sobre la franja roja superior de "REGIMIENTO DE INFANTERÍA", y en la franja roja inferior la inscripción "NÚMERO 29" con letras blancas.

Figura:

La figura pertenece al catálogo del Viejo Dragón con la referencia TGC-20 en 65 mm.

EL Regimiento Zamora nº 29 formado en Santiago.


Comisario político de Batallón. Ejercito Popular Republicano. 1937 - 1939


Por Orden circular de fecha 15 de octubre de 1936 (D.O. núm. 214), firmada por Largo Caballero, se crea el Comisariado General de Guerra, cuya principal misión,según el artículo 1º, consistirá en ejercer un control de índole político-social sobre los soldados, milicianos y demás fuerzas armadas al servicio de la República y lograr una coordinación entre los mandos militares y las masas combatientes, encaminada al mejor aprovechamiento de la eficacia de las citadas fuerzas. 

El Comisariado será desempeñado por un comisario general de guerra auxiliado por cuatro sub-comisarios. Existirá además un comisario delegado de guerra en las divisiones, brigadas, regimientos, batallones, columnas de combatientes y unidades armadas de cualquier clase e índole. 

Al día siguiente se publica una nueva orden circular, ampliatoria de la anterior, y también unas normas generales para determinar el ejercicio de su función.

La nueva circular dicta que tiene como finalidad ampliar la norma de creación para mayor exactitud de la intención ministerial, y también para mejor conocimiento de esa intención por parte de los mandos militares, cualquiera que sea la jerarquía de los mismos. En su artículo 1º dice que no irá en momento alguno en menoscabo del prestigio y la autoridad del mando militar, por el contrario, será principal misión de los comisarios establecer una corriente espiritual entre los mandos y las tropas, de tal manera, que la confianza de los combatientes en los Jefes que los dirigen sea absoluta y total.

En cuanto a sus cometidos, tienen el deber de facilitar en las diversas unidades el desarrollo de aquellas iniciativas tácticas que, debidamente aprobadas por la superioridad, hayan de ponerse en juego. Será el mando militar en todo caso el que establezca y firme las peticiones que sobre armamento, municiones, vestuario, víveres, etc., se cursen a la superioridad; pero, para mayor rapidez de las solicitudes y también para mejor satisfacción de la masa de combatientes, las solicitudes deberán ser suscritas por el comisario general, los sub-comisarios o los comisarios delegados que actúen en el orden político en plano igual al que corresponda a la jerarquía del mando militar que haya de proceder en cada caso.

También irán provistas de la firma del comisario general de Guerra, de la de los sub-comisarios o la de los comisarios delegados, según los casos, las órdenes que por escrito se dicten de superior a inferior. 

Las normas generales, publicadas ese mismo día, dicen que se trata principalmente de llevar a efecto una labor político-social encaminada a mantener la moral de las tropas combatientes en el nivel necesario para la eficacia de su acción combativa y a dar sentido a la lucha armada. Deben los comisarios persuadir a los soldados y milicianos de que las clases, oficiales, jefes y generales que dirigen las operaciones, cuentan con la confianza del Gobierno y de los Sindicatos y grupos políticos que apoyan a éste. Deben procurar que todos los combatientes, sin importar su procedencia sindical, borren entre ellos los diferentes puntos de vista.

En una orden del 6 de enero de 1937 se determinan los distintivos y la uniformidad de los comisarios, aunque esta última, como ocurría en general en todo el ejército republicano, iba un poco acorde con el gusto de cada cual.

La uniformidad consistía en canadiense de paño marrón de gabán con hombrera y bocamangas en ángulo, llevando en el cuello una “C” dorada y en la bocamanga las insignias correspondientes a cada categoría. Pantalón noruego de paño del mismo color, y gorra rusa pasamontaña, con insignias. Como abrigo un capote ruso, de paño igual con las insignias colocadas en el lado izquierdo del pecho. Con un cinturón de cuero de color avellana con una chapa dorada con una estrella de cinco puntas y una bandolera de cuero del mismo color, terminada en funda para pistola.

Las insignias serán una estrella roja, de cinco puntas encerrada en un círculo, y debajo colocados los distintivos de cada grado, consistentes en cordoncillos.

Los comisarios se nombraban habitualmente por elección de la tropa entre el personal de la unidad.

Distintivos de grado de Comisarios políticos

Figura: 

La figura es la referencia TGC-28 Comisario Político de la marca El Viejo Dragón en 65 mm.

Lleva un chaquetón de cuero muy extendido entre los comisarios políticos. 

A la figura se le ha añadido el distintivo de empleo en el lado izquierdo del chaquetón.

La ambientación es de fabricación propia.

 


martes, 13 de septiembre de 2022

Capitán de artillería. Guerra Civil 1937

 

Con el advenimiento de la II República se llevan a cabo una serie de reformas militares, entre las que destaca la supresión de las Regiones Militares y las Capitanías Generales que dan paso a ocho Divisiones Orgánicas.

El 18 de julio de 1936, la artillería del ejército español se organizaba entre dichas Divisiones Orgánicas. La Artillería de una División Orgánica se organizaba en una Brigada con dos Regimientos, uno de cañones (en general, el Schneider 75/22) y otro de obuses (Vickers 105/22, con el Schneider 105/11 en las unidades de montaña). Cada Regimiento tenía tres Grupos, organizados a tres Baterías de cuatro piezas, con un total de 36 piezas por Regimiento, y 72 en el total de la División

En total había 16 Regimientos ligeros, 4 Regimientos pesados, 4 Regimientos de Costa, 2 Regimientos de Montaña, 1 Regimiento a Caballo, 2 agrupaciones africanas, grupos mixtos en Tenerife, Gran Canaria y Mallorca, 2 grupos de Defensa Contra Aeronaves, 3 grupos de información, 1 grupo de Montaña independiente.

En el bando nacional quedaron 10 Regimientos ligeros, ,2 Pesados, 1 de Montaña, 2 Regimientos de Costa, 1 grupo DCA, 1 grupo de información, las 2 agrupaciones africanas, y los tres grupos Mixtos de las Islas.

La doctrina de empleo de la artillería estaba un poco anticuada en España en esta época, ya que no se habían incorporado los nuevos procedimientos desarrollados durante la I Guerra Mundial, por un lado por la falta de medios y recursos económicos, y por otro porque la idiosincrasia de la Guerra de África, en la que estábamos a menudo inmersos, no lo requería.

Al iniciarse la guerra el bando nacional se organizan columnas interarmas con dos o tres batallones y alguna batería de artillería de apoyo, siguiendo el mismo esquema que se venía empleando en las guerras de África, lo que le da buen resultado ante un enemigo que no presenta una buena organización, ni preparación y al que se enfrenta casi siempre en campo abierto. Pero cuando estas columnas chocan con un enemigo más organizado y apoyando su defensa en un núcleo urbano de grandes dimensiones como Madrid, no pueden imponerse.

A partir de la batalla de Madrid se inicia una reorganización de los ejércitos de ambos contendientes. El ejército republicano opta por una organización basada en las Brigadas Mixtas que debían contar con un grupo de artillería de apoyo, pero que en la mayoría de los casos no pasó de entidad batería, lo que unido a la falta de mandos y de tropa cualificada hizo que nunca se contara con una masa de artillería suficiente, ni eficiente, para el desarrollo de las operaciones. Por ello centralizaba habitualmente el control de la artillería a niveles Ejército y Cuerpo de Ejército.

En el bando nacional se opta por una organización basada en divisiones con dos grupos de artillería, normalmente, más luego los apoyos correspondientes de Ejército y Cuerpo de Ejército.

Ambos bandos cuando planeaban las operaciones establecían una organización operativa de la artillería que se adecuaba a las necesidades y a la artillería disponible en el momento.

El desarrollo de la guerra lleva a enfrentamientos de cada vez mayor envergadura con un mayor y más adecuado empleo de la artillería cuyo culmen sería la batalla del Ebro, aunque por las características propias de nuestra guerra civil no se llegaría a masas de artillería tan grandes como en la Primera Guerra Mundial.

En cuanto a la uniformidad de los artilleros del bando nacional sigue las mismas pautas que el resto del ejército, destacando el parche romboidal del pecho con el distintivo de artillería y la galleta con las divisas con los colores rojo y negro asignados a la artillería.


Figura:

La figura es una transformación de un oficial italiano de la 2ª GM de la marca Alpine Miniaturas de escala 1/35.

Se le ha añadido una cabeza adecuada, adaptado el uniforme y puesto los parches con las divisas de capitán provisional encima del bolsillo y el distintivo de artillería sobre el bolsillo.

El oficial lleva un pantalón de color beige, muy utilizado por la oficialidad del bando nacional, y una sahariana caqui, tipo italiana.



domingo, 14 de noviembre de 2021

Paracaidista alemán. Batalla de las Ardenas 1944.

La ofensiva alemana de las Ardenas fue un intento de romper el frente aliado en dos, tomando Amberes,  embolsando y destruyendo cuatro ejércitos aliados, para forzar a los aliados occidentales a negociar un tratado de paz, y así enfrentarse únicamente al enemigo soviético.

La ofensiva fue planeada con el mayor de los secretos, minimizando el tráfico de radio y moviendo tropas al amparo de la oscuridad.

La sorpresa fue prácticamente completa contra una zona débilmente defendida de la línea aliada, aprovechando un tiempo intensamente nublado, lo que dejaba en tierra a las fuerzas aéreas de los aliados.

La gran resistencia ofrecida, particularmente alrededor de la ciudad clave de Bastoña, con un terreno que favorecía a los defensores, retrasó el avance alemán. Los refuerzos aliados, incluyendo al Tercer Ejército del general Patton, y las mejora de las condiciones meteorológicas, que permitió ataques aéreos sobre las fuerzas alemanas y sus líneas de abastecimiento, sellaron el fracaso de la ofensiva. 

Fueron organizados cuatro ejércitos para la operación, que tomarían tres direcciones de ataque.

El primero fue el 6.º Ejército Panzer, bajo el mando del general de las SS Sepp Dietrich. Este ejército, incluía a la formación más veterana y experimentada de las Waffen-SS, la 1.ª División Leibstandarte SS Adolf Hitler, así como la 12.ª SS División Panzer Hitlerjugend, la 3ª División Fallschirmjaeger, la 150ª Brigada Panzer Especial y las 12ª y 227ª Divisiones Volksgrenadier; el II Cuerpo SS Panzer con la 2ª División SS Panzer «Das Reich» y la 9ª División SS Panzer «Hohenstaufen»; y el LXVII Cuerpo con las 246ª, 272ª y 326ª Divisiones Volksgrenadier. El 6.º Ejército Panzer llevaría a cabo el ataque más septentrional, y se le confiaba el principal objetivo de la ofensiva, tomar Amberes. 

El 5.º Ejército Panzer mandado por el general Hasso von Manteuffel llevaría el ataque por el eje central con el objetivo de tomar Bruselas. 

El 7.º Ejército, al mando del general Erich Brandenberger, llevaría la línea de ataque más meridional, con la misión de proteger el flanco sur. Este ejército estaba formado con el LIII Cuerpo integrado por las 9ª y 15ª Divisiones Volksgrenadier y la Brigada de Granaderos Führer; el LXXX Cuerpo con las 212ª, 276ª y 340ª Divisiones Volksgrenadier; y el LXXXV Cuerpo con la 5ª División Fallschirmjaeger las 79ª y 352ª Divisiones Volskgrenadier, que al ser solo cuatro divisiones de infantería, sin fuerzas blindadas a gran escala, progresaron poco a lo largo de la batalla. 

El cuarto, en un papel secundario, fue el 15.º Ejército, al mando del general Gustav-Adolf von Zangen, que estaba situado en el extremo norte del campo de batalla de las Ardenas y tenía la tarea de retener a las fuerzas estadounidenses en ese lugar, con la posibilidad de lanzar su propio ataque si se daban condiciones favorables. 

Las divisiones Fallschirmjaeger se emplearon como infantería convencional en esta batalla, estando algunas de sus unidades equipadas con uniformes y equipos estándar de infantería alemana o de la Luftwaffe.

Cómo parte de la ofensiva se llevo a cabo una única operación puramente paracaidista, la operación "Stöser". Un Kampfgruppe de unos 1.200 hombres creado para la ocasión al mando von deer Heydte, héroe del asalto a Creta, saltó tras las líneas enemigas en un lanzamiento nocturno, con la misión de tomar y retener el cruce "Baraque Michel" hasta la llegada de la 12.ª División Panzer de las SS. Pero se planeó muy precipitadamente, y  la falta de preparación de las tropas y de los pilotos, junto con las malas condiciones meteorológicas, hicieron que solo una muy pequeña fracción de la fuerza se reagrupara cerca de la zona prevista sin capacidad para cumplir la misión, por lo que se retiraron combatiendo hasta sus propias líneas.


Figura:

La figura de 54mm., pertenece al catálogo de miniaturas Andrea referencia S5F29, "Fallschirmjager (ARDENAS 1.944)".

Se ha mencionado en la reseña que algunas unidades paracaidistas en esta operación estaban equipadas con material y equipo de infantería clásica y de la Luftwaffe y no el habitual de los paracaidistas, como es el caso de la figura que nos ocupa.

El paracaidista lleva un chaquetón de invierno y encima un bluson de camuflaje de la Luftwaffe.

La viñeta está ambientada en una localidad de la zona de las Ardenas.



LA BATALLA DE LAS ARDENAS